Durante la Revolución de Abril, Aníbal del Peña no empuñó las armas. Era teniente del Ejército Revolucionario. Estuvo encargado de una oficina de comando, en la calle El Conde y tenía más de 40 hombres bajo su mandato.
Lo vivido y sufrido durante la guerra civil acontecida en el país de 1965 por el cantante y compositor fue plasmado en un himno en honor a los hombres y mujeres constitucionalistas que exigía la restauración del gobierno constitucional del destituido presidente Juan Bosch, primer gobierno elegido democráticamente tras el ajusticiamiento del dictador Rafael Leónidas Trujillo.
Así nació el himno constitucionalista o himno a la Revolución de Abril de 1965, de las que se conmemoran hoy 55 años.
Escribir el himno de la Revolución para Aníbal de Peña fue una inspiración.
“Se trató de un compromiso patriótico que me llevó a escribir, en ese momento, el desgarro de esa noche”, confesó en una entrevista a periodistas de Listín Diario.
“A luchar soldados valientes…” “A luchar soldados valientes/Que empezó la revolución/A imponer los nobles principios/Que reclama la Constitución/Desgarró la noche serena/La sirena de la libertad/Cual clarín que llama a la guerra/Defendiendo la Patria inmortal”.
“Ese día estaba en mi casa, en la calle Mella, esa noche escuchamos que sonaba, inusualmente, la sirena de los bomberos haciendo un llamado al pueblo a que salieran a las calles”, relató.
Corría el mes de junio cuando el autor se sentó frente al piano y comenzó a componer las letras que de inmediato se convirtieron en el himno de la causa.
“Fue el 15 de junio de ese año, justamente cuando las tropas norteamericanas realizaban la mayor ofensiva a la zona constitucionalista, que le presenté a Francisco Alberto Caamaño las letras la canción y seguido ordenó a que se grabara y que se difundiera en la emisora oficial Radio Comercial y de inmediato se convirtió en el himno de la guerra de abril”, contó.
Aníbal volvía a cantar otras estrofas y explica que la canción revela la lucha de independencia y de la restauración.
“Como hermanos de Duarte luchemos/Que ya Mella su grito encarnó/Y cual Sánchez al martirio iremos/Venceremos, como Luperón/No cedamos un paso marchemos/Por senderos de gloria y honor/y otra vez al traidor venceremos/y otra vez al grosero invasor/A luchar soldados valientes/Que empezó la revolución/A imponer los nobles principios/ Que reclama la Constitución”.
Continuó relatando: “Esa noche me senté en el piano, las letras y la música salieron en un instante. Al día siguiente me encontré con Héctor Aristy, en la calle El Conde, y le conté lo que había escrito. De inmediato Francis Caamaño dio la orden de que se tocara en todas las estaciones de radio constitucionalistas”.
SU VIDA EN EE.UU.
A pesar de que llevaba más de 30 años residiendo en Estados Unidos, Aníbal de Peña siempre mantuvo el deseo de regresar a vivir al país.
El sentimiento patriótico que creció en él desde muy joven y que supo expresar cuando formó parte de la Revolución de Abril, en 1965, siendo el autor del himno de lucha patriótica.
De Peña, un prolífico compositor de canciones, a las que siempre definió como poesías, falleció el domingo 17 de septiembre en Texas, Estados Unidos, a la edad de 90 años, a causa de una neumonía.
El intérprete de los éxitos “Estoy loco”, “Virgen Negra”, “Vestida de novia”, “Tú no tienes la culpa”, “Muchachita de mi pueblo”, “Déjame beber” y su emblemática “Mi debilidad” con frecuencia llegaba al país a atender sus negocios de bienes raíces y a realizar inolvidables conciertos, producido por su representante local, Raphy D´Oleo.
En 2019 al conversar con periodistas de Listín Diario sobre su retiro reveló que siempre sentía la misma emoción del primer día cuando subía a un escenario, por lo que descartaba esa palabra.
“Así que mi retiro será cuando la naturaleza me impida hacerlo o Dios decida llevarme a su lado, mientras tanto yo tomo todas mis medicinas, hago ejercicios y tengo lo mejor, el cuidado de mi esposa Iluminada Jiménez”, expresó en 2019
Compuso más de 200 canciones y se convirtió en uno de los cantantes más populares del país de mitad del siglo XX.
Aunque es uno de nuestros grandes artistas, en una entrevista con Julito Hazim, confesó que la música no le dejó dinero y por eso se dedicó a los negocios de bienes raíces.
Aníbal de Peña participó en el Primer Festival de la Canción Latina del Mundo, realizado en México en marzo de 1969, representando al país junto a Luchy Vicioso.
También cantó en el Segundo Festival Nacional de la Canción, producido por la Asociación de Músicos, Cantantes, Bailarines y Locutores (Amucaba).
En su juventud se dedicó a la sastrería, arte que perfeccionó con un profesor cubano, en la ciudad de Nueva York.
Aníbal tuvo la dicha de nacer en el seno de una familia en donde la cultura musical y literaria fue parte obligatoria de su educación.
Su padre Aníbal de Peña, oriundo de Cotuí, fue profesor de la escuela de música y director de la banda municipal, en el municipio de El Cercado, Nagua y San Francisco de Macorís, y su madre Esperanza de Peña, nacida en La Vega, era una asidua lectora de obras literarias y poemas.
En su niñez, Aníbal junto a sus otros cinco hermanos, fue inducido por su madre a la lectura y por su padre a la música.
“Mi mamá nos reunía y ella nos leía obras literarias como El Enriquillo, de Manuel, de Jesús Galván, y El Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas. Mamá nos enseñó a declamar y a amar la poesía. Con mi madre teníamos secciones permanentes de lectura y con mi padre de música, solfeo, manejo de instrumentos. En mi casa la enseñanza fue permanente todo el tiempo”, relató en una conversación con este diario.
Su nacimiento acontece en Barahona, en 1933. Con apenas cinco años gana su primer concurso de canto, en una estación radial de San Francisco de Macorís, actuación que fue dirigida por su padre.
Desde muy joven estudió música y aprendió a tocar el piano y la trompeta. Sus hermanos también se inclinaron por la música, Washington y Huáscar, aprendieron a tocar el saxofón y la flauta y sus hermanas Ligia y Elba se inclinaron por el canto, su hermana menor, Josefina también se especializó en la música. Cuando su padre falleció, en 1950, se hizo cargo de la familia y fue nombrado en los puestos de trabajo de su padre.
Es así como también durante nueve años fue profesor de música en Loma de Cabrera, Constanza, Dajabón y Los Bajos de Haina, donde fue nombrado director de la academia musical y empleado del ingenio azucarero.
Durante esos años también se desempeñó como instructor del Coro Nacional, en Santo Domingo. Concluyendo la década del 50 Aníbal traslada a su madre y hermanos a la capital dominicana, en donde aseguró estaba más protegida y reside allí junto a su primera esposa Felicia Báez, madre de sus hijos varones José Alberto y Yuri.
Entra la TV
En 1959 se integró al elenco del programa “La hora del moro”, por Rahintel, canal 7, el que era producido cada domingo por Rafael Solano, allí compartió con Niní Cáffaro, Luchy Vicioso y Fernando Casado.
“La hora del moro” fue un programa musical con un elenco artístico joven y diferente a los de La Voz Dominicana, que dio inicio a la segunda generación de talentos de la televisión dominicana.
Junto a Milton Peláez y Jorge Taveras, Aníbal de Peña fue productor del programa “Musiclan”, en 1968, por Radio Televisión Dominicana.
Fue en época que formó parte de la revista coreográfico-musical en la boite Maya del restaurant Rincón Mexicano, que dirigía Josefina Miniño. Es aquí en donde conoce a su segunda esposa, la cantante y bailarina Iluminada Jiménez, con quien se casa y procrea Ilumín, Ylianna y Alih Jey. Está última está dedicada a la carrera artística
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