El presidente Luis Abinader pidió a los países participantes en la XXVIII Cumbre Iberoamericana asumir los compromisos que sobre el medio ambiente la seguridad alimentaria, la transformación y el establecimiento de una nueva arquitectura financiera se acuerden en el cónclave.
En sus palabras de bienvenida, el mandatario dominicano llamó la atención sobre el hecho de que a veces se usan los encuentros multilaterales “para enrostrar al otro las posturas que no coinciden con las propias”.
En ese contexto invitó a aprovechar “la oportunidad de estar juntos para reforzar nuestras coincidencias, que siempre serán más que los desacuerdos”, porque “son esas coincidencias las que nos permitirán reforzar las aspiraciones y reclamos comunes”.
A continuación, las palabras del mandatario:
Salutaciones,
Apreciados colegas, les reitero la bienvenida a Santo Domingo, esperando que hayan descansado y disfrutado de esa larga y hermosa noche dominicana, con la cual quisimos ofrecerles una muestra de nuestra cultura, de nuestra identidad, en lo artístico y en la culinaria.
Al iniciar los trabajos, recordemos que la agenda que tenemos por delante ha sido el fruto de intensas jornadas en las reuniones ministeriales y foros que durante estos dos años se han realizado en República Dominicana y otros países.
En todos ellos, se ha puesto el mayor empeño para reflejar la realidad de nuestra comunidad e identificar los principales retos que nos desafían. Por eso, quiero, antes que nada, agradecer y reconocer el trabajo llevado a cabo por la SEGIB, las sectoriales gubernamentales, los organismos de la comunidad iberoamericana e importantes organizaciones del sector privado.
La primera de esas reuniones fue sobre el tema financiero, en medio de las incertidumbres que nos generaba la Covid-19 y, que, dada lo urgencia de ofrecer respuestas sobre la crisis, la organizamos exactamente a un mes de haber recibido la Presidencia Pro Tempore.
Allí planteamos que era inminente impulsar una arquitectura financiera que tuviese por principio y fundamento la requerida seguridad jurídica institucionalizada y capaz de atraer las inversiones necesarias para mitigar las crisis multidimensionales provocadas por situaciones tan distintas como la pandemia, los conflictos internacionales, los efectos adversos del cambio climático y la subsecuente incertidumbre en los mercados internacionales.
Esa propuesta está sujeta a la aprobación de todos nosotros, recordando que, para llevarla a cabo, si no nos unimos habremos perdido la oportunidad de obtener algún beneficio concreto para nuestros países.
Hemos sido testigos de un sensible retroceso en la seguridad alimentaria de nuestra región, personas que habían mejorado sus niveles de alimentación, han vuelto a sufrir hambre. Por ello, en la reunión de ministros de agricultura propusimos que se trabajara en una ruta crítica que nos enrumbara por caminos seguros para restablecer y superar las actuales cifras contra el hambre.
Me siento muy satisfecho del trabajo realizado, en el cual participaron no solamente los países, sino también organismos especializados como la FAO, la CEPAL, el IICA y el FIIDA. Las propuestas acordadas parten de la creación de sistemas de innovación apoyadas en nuevas tecnologías de producción y manejo del agua, así como la elaboración, almacenamiento, distribución y comercialización de los frutos que maneja la agropecuaria local e industrial. Se puso gran atención en las cadenas de suministro del sector agrícola que impactan tan negativamente en la producción de alimentos. Esto, sin dejar de lado su conexión con la arquitectura financiera que hemos mencionado, indispensable para su materialización.
En materia de seguridad alimentaria, estimados colegas, no nos podemos permitir ningún paso atrás.
Los ministros de medioambiente hicieron hincapié en el uso racional de los recursos naturales renovables y no renovables para contravenir los efectos más perentorios de la degradación medioambiental, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el deterioro y falta de restauración de los ecosistemas, el déficit de recursos hídricos y la contaminación de los más diversos ecosistemas marinos, atmosféricos y terrestres.
En ese contexto, el desvelo perentorio y común de todos ha de ser, asumir nuestras responsabilidades con conciencia ambiental, lo primero. De manera tal que, hagamos lo imposible por producir siempre más, pero conservando los limitados recursos naturales renovables con los que contamos.
El manejo sostenible del medio ambiente, aunado con la arquitectura financiera y el sustento productivo de la seguridad alimentaria, encaminarán el porvenir de toda Iberoamérica hacia la consolidación de los fundamentos de un sistema sustentable respetuoso de la naturaleza y carente de obstáculos importantes al desarrollo económico de nuestros pueblos.
Otra de las prioridades de este nuevo siglo, reconocido como de la tecnología y el conocimiento toca a nuestras puertas con extrema urgencia. Me refiero a la necesidad de fomentar la inaplazable transformación digital de Iberoamérica.
Para ello se impone, ante todo, promover las competencias necesarias para su implementación, asegurando un enfoque inclusivo que permita adoptar, adaptar y usar con eficiencia las tecnologías digitales.
Dada la heterogeneidad que en esa materia exhibe esta Comunidad, el punto de partida es fomentar la cooperación entre nosotros mismos, privilegiando la formación del capital humano requerido para cualquier adelanto económico y social sustentable.
En definitiva, no hay por qué avanzar de espaldas a lo próximo.
Con equidad para todos y todas, promoviendo el empoderamiento del bien común como causa eficiente de conciencias ciudadanas. Iberoamérica no solo será´ clave para definir el futuro de la humanidad y de la tan mencionada inteligencia artificial, sino que asumirá un rol protagónico en la gobernanza global de la Cuarta Revolución Industrial.
Asumamos la encomienda de iniciar una transición ordenada y decisiva para asegurar una reestructuración inclusiva, justa y sostenible, como parte de la agenda global de desarrollo. Para lograrlo, admitimos la urgencia de una reorientación en las prioridades del gasto público y en la forma que gobernamos nuestras sociedades y cómo estas se empoderan de su propio destino.
Fortalezcamos el papel y la capacidad de los Estados y la Administración Pública para actuar con eficacia y rapidez en situaciones inesperadas y para promover la transformación hacia una sociedad plenamente justa, solidaria, libre, participativa y sustentable.
Estamos conscientes de que tales propósitos solo serán posibles, a través del multilateralismo, la cooperación, la integración, la gestión del multiculturalismo y la preservación de la paz.
Y si me lo permiten, quiero llamar su atención sobre el hecho de que, muchas veces, al estar juntos en espacios multilaterales, nos mueve a creer que es la ocasión para enrostrar al otro las posturas que no coinciden con las propias.
Sin embargo, desde nuestro punto de vista, es lo contrario.
Aprovechemos la oportunidad de estar juntos para reforzar nuestras coincidencias, que siempre serán más que los desacuerdos.
Sin lugar a dudas, son esas coincidencias las que nos permitirán reforzar las aspiraciones y reclamos comunes.
Decía el poeta español, Antonio Machado; que no es patria el suelo que se pisa, sino el suelo que se labra; que no basta vivir sobre él, sino para él; que allí donde no existe huella del esfuerzo humano, no hay patria.
Hagamos patria grande, labremos nuestra tierra y trabajemos juntos por nuestra gente.
Es nuestro mayor desafío, pero también nuestra mejor oportunidad.
Muchas gracias a todos y todas.
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