“Utilizar el oxígeno industrial con fines médicos quizá ayudaría a resolver el problema (de escasez) de manera momentánea, pero si su empleo es frecuente podría traer efectos secundarios como irritación pulmonar”, advirtió Carlos Rius Alonso, académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Las largas filas para adquirir oxígeno se volvieron comunes en enero en México, que se acerca a los 2 millones de casos y 170.000 muertes, el tercer país con más decesos por la pandemia.
El docente de la Facultad de Química de la UNAM detalló que la carencia de oxígeno medicinal en el país se debe a una disrupción en la cadena de distribución, pues la infraestructura para su producción dependía de la oferta y la demanda y, al crecer esta última, la infraestructura resultó insuficiente.
Detalló que el oxígeno de uso médico e industrial se obtiene del aire de la atmósfera, pero para conseguirlo y almacenarlo en tanques pasa por varios procesos, que consisten en comprimirlo, filtrarlo y enfriarlo; en esta etapa se hace la separación entre el oxígeno y el nitrógeno.
Explicó que la diferencia entre el oxígeno medicinal y el industrial es que el primero debe estar prefiltrado, a fin de evitar bacterias y que esté libre de cualquier otro tipo de gas, como monóxido de carbono, dióxido de carbono, vapor de agua e hidrocarburos.
Recordó que en México hay dos compañías que producen la mayor parte del oxígeno que se distribuye en el país; sin embargo, la infraestructura para generarlo es insuficiente, toda vez que requiere equipos específicos, criogénicos (de temperaturas ultracongelantes), los cuales no se fabrican en cantidades masivas.
Asimismo, dijo, los tanques utilizados para almacenarlo deben cumplir estrictas especificaciones por la alta presión que deben tener.
Refirió que la fabricación de estos tanques no es sencilla, pues un tanque de oxígeno necesita estar reforzado con el fondo redondeado para que resista la presión y contar con gruesas paredes de acero.
Además, se debe tener cuidado en su manipulación, como manejarlo con un capuchón para evitar que se rompa la válvula y ocurra un accidente.
Ante esta situación, el experto consideró que una de las alternativas son los generadores de oxígeno, que dependiendo del modelo pueden producir de 1 a 5 litros por minuto.
“A una persona con problemas para respirar o con efectos de la covid-19 le son más que suficientes dos litros por minuto; en casos graves, se requieren tres o cuatro litros de oxígeno, es decir, solo necesitan un oxigenador”, planteó.
La ventaja de estos equipos es que utilizan un sistema sofisticado de funcionamiento y pueden estar trabajando día y noche sin ningún problema.
Sin embargo, el inconveniente es que no se fabrican en México, son importados y su precio ha subido en forma extraordinaria. EFE
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