El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha sido alertado que la cantidad de personas con hambre aguda en el mundo podría aumentar al doble este año y alcanzar los 265 millones de seres humanos, debido a la crisis económica provocada por la pandemia de la COVID-19.
La advertencia fue formulada esta semana por David Beasley, director del Programa Mundial de Alimentos (PMA), un organismo global que, también, pertenece a la ONU, quien apuntó que 135 millones de personas en 55 países experimentaron esta inseguridad alimentaria extrema durante el año 2019.
Ahora, la caída de las remesas, el impacto de la falta de turismo y otras restricciones tomadas para enfrentar la pandemia de la COVID-19, dejarán a 130 millones de personas más con hambre aguda.
Beasley, destacó que en estos momentos no solo nos enfrentamos a una pandemia de salud, sino, también, a una catástrofe humanitaria global.
“Millones de civiles que viven en naciones heridas por los conflictos, incluyendo a muchas mujeres y niños, pueden estar a punto de morir de inanición, con el fantasma de la hambruna como una posibilidad muy real y peligrosa”, afirmó el alto funcionario.
En ese sentido, Beasley llamó a actuar rápido para evitar que las personas pierdan sus medios de subsistencia, pues luego les costará muchos años recuperarlos.
Por ejemplo, indicó el titular del PMA, si los campesinos venden sus terrenos o ganado puede tener repercusiones en la producción de alimentos en los próximos años.
De acuerdo con un estudio de la Universidad de las Naciones Unidas, la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible se encuentra bajo una amenaza considerable, en particular aquellos objetivos que persiguen reducir a cero la pobreza y el hambre.
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