Por Polón Vásquez
Los constantes estridentes discursos de odio racial y supremacista blanco del presidente Norteamericano Donald Trump, motivan y llenan de odio a los americanos que se identifican y apoyan el lenguaje separatista, la acción despiadada hacia indocumentados y hostil contra los inmigrantes latinos.
La nación norteamericana ha sido siempre el país de los inmigrantes, porque la mayoría de sus habitantes hace *100, 200 o 300 años* emigraron de otros países y se establecieron en algún estado de la Unión Americana.
Lo que percibimos ahora mismo, es que Donald Trump ha sido el campeón de los presidentes de su Partido Republicano (PR), que ha tomado como discurso de campaña política, la diseminación y difusión de desavenencias y animadversión contra los inmigrantes indocumentados.
Casi todos los presidentes norteamericanos que han venido del (PR) que han gobernado la nación, han hecho su trabajo antinmigrantes, pero no han usado ese discurso radical contra una población que viene a trabajar y a producir bienes y servicios para los americanos.
Ahora mismo, los inmigrantes hispanos y de otras nacionales que vivimos en Estados Unidos, tendremos que tomar fuertes medidas de seguridad para protegernos y cuidarnos de las agresiones criminales de los supremacistas blanco, que se creen que éste país es solamente de ellos y, no es así.
Porque durante más de 400 años de establecida, ésta gran nación ha sido edificada y construida con el trabajo constante de los inmigrantes que, hemos perdido la juventud y la fuerza humana produciendo y aportando recursos económicos, para hacer de éste país, la nación poderosa que es.
Los grandes empresarios y líderes políticos republicanos que observan, analizan y predicen los errores de Donald Trump, ya no lo respaldan como antes y la mayoría de los funcionarios designados por él en la Casa Blanca, han renunciado de sus cargos por diferencias en la forma equivocada de gobernar el país.
*Muchas veces en el quehacer político, un empresario exitoso en negocios no es un político victorioso. Donald Trump es hijo de un inmigrante y vive maritalmente con una mujer inmigrante y no quiere saber de esos grupos étnicos que viene a invertir recursos en negocios para producir, avanzar y progresar en esta sociedad capitalista.
Para nosotros los hispanos, esa política de odio racial y supremacista de Donald Trump, es una retórica que tenía vigencia y se aplicaba en los años 1938 y 1940, pero ahora estamos viviendo en un *estadio superior de la historia de la humanidad* y, el presidente está equivocado con ese discurso antiinmigrante.
El movimiento de los seres humanos por el mundo es inevitable e irreversible en estos tiempos de la globalización de la comunicación cibernética, las desigualdades sociales y económicas que experimentamos en algunos países de origen de dónde venimos. Se justifica la inmigración hacia Estados Unidos. Así es amigo mío….
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