Washington.- “La intervención militar es posible”, dijo el secretario de Estado de los EE. UU. Mike Pompeo a la cadena de televisión FOX. “Si eso es necesario, eso es lo que los EE. UU. harán”.
Sin embargo, el máximo diplomático de los EE. UU. reiteró que los Estados Unidos preferían una transición pacífica del poder en Caracas, del presidente socialista Nicolás Maduro al autoproclamado presidente encargado Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, que es reconocido por los EE. UU. y cerca de otros 50 países como el líder legítimos del país sudamericano.
La declaración de Pompeo de que los EE. UU. podrían enviar tropas a Venezuela provocó una rápida reacción de Rusia, fuerte partidario de Maduro.
Moscú dijo que su ministro de Relaciones Exteriores Sergey Lavrov había advertido a Pompeo en una llamada telefónica, que si había más “medidas agresivas” de los EE. UU. en Venezuela, podía haber “consecuencias graves”. El diplomático ruso denunció que los EE. UU. pretendían “intervenir” en los asuntos internos de Venezuela, lo que era una “flagrante violación al derecho internacional”.
El Departamento de Estado de los EE. UU. dijo que Pompeo urgió a Moscú a finalizar su participación en Venezuela y dijo a Lavrov que las acciones rusas y cubanas en ese país lo desestabilizarían, y podrían finalizar en una escala más amplia las relaciones entre los EE. UU. y Rusia.
Pompeo dijo en entrevistas que Maduro, dadas las protestas en las calles en contra de su mandato, estaba listo para escapar de Venezuela hacia Cuba el 30 de abril, pero que Rusia lo había convencido de quedarse para luchar contra el llamado de Guaidó, para que el Ejército de Venezuela se unieran al líder opositor para derrocar a Maduro.
Maduro y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia negaron las acusación de la supuesta salida de Maduro, y Moscú dijo que el reclamo de los EE. UU. era parte de su “guerra de información” diseñada para desmoralizar al Ejército venezolano y promover un golpe de Estado.
Guaidó convocó a protestas masivas en las calles el 1.º de Mayo, para realizar “la protesta más grande en la historia de Venezuela” contra el Gobierno de Maduro. El 30 de abril, los manifestantes lanzaron piedras y bombas Molotov a las tropas gubernamentales, quienes dispararon municiones reales y utilizaron cañones de agua y balas de goma contra los manifestantes; con saldo de una persona muerta y docenas de heridos.
Las imágenes de televisión mostraron un vehículo de la Guardia Nacional de Venezuela arrollando a un grupo de manifestantes que lanzaban piedras a los militares. El Gobierno dijo que uno de sus soldados había sido herido de bala.
El humo de gases lacrimógenos inundaron las calles de Caracas el 1.º de mayo, en donde policías con escudos blindados enfrentaron desafiantes a los manifestantes que arrojaban piedras.
Maduro dijo que tendría su propia manifestación del 1.º de mayo y afirmó que el intento de golpe de Estado de Guaidó fue derrotado.
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