BOGOTÁ. El papa Francisco viaja a Colombia el miércoles para intentar ayudar a cerrar las heridas abiertas por el conflicto más largo de Latinoamérica, impulsado por un nuevo alto el fuego firmado con un grupo rebelde, pero perfectamente consciente de la fragilidad del proceso de paz en el país.
Durante su profundamente simbólica visita de cinco días que arranca el miércoles, se espera que el pontífice presione a los líderes colombianos para que aborden las disparidades sociales y económicas que alimentaron cinco décadas de rebelión armada, al tiempo que alentará al pueblo colombiano a equilibrar su necesidad de justicia con perdón.
En un mensaje en video difundido en la víspera de su partida, el papa argentino pidió a todos los colombianos que den un “primer paso” y salgan al encuentro del otro por el bien de la paz y el futuro. “La paz es la que Colombia busca desde hace mucho tiempo y trabaja para conseguirla”, dijo. “Una paz estable, duradera, para vernos y tratarnos como hermanos, nunca como enemigos”.
A un año de que el gobierno de Bogotá rubricó un acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, la nación sudamericana sigue amargamente dividida por los términos del pacto, aunque los guerrilleros depusieron las armas y comenzaron a regresar a la vida civil. Incluso la jerarquía de la iglesia católica, que fue clave para facilitar las conversaciones de paz y ahora encabeza el proceso de reconciliación, está dividida por lo que muchos colombianos consideran que son unos términos demasiado generosos para unos rebeldes responsables de atrocidades.
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