En cada proceso electoral se ha
destacado la conducta de unos personajes que hoy conocemos como “Peladores o
chapeadores-políticos". Se caracterizan por andar en los pasillos de las
instituciones y/o ministerios, por sus adulaciones y servilismo hacia alguien
que aspira a obtener un cargo o reelegirse en el mismo. Estos personajes ven la
política como una vía fácil de obtener dinero, bienes y en la mayoría de los
casos una “botella”.
El anhelo de cada chapiador o
chapiadora es que de inmediato el funcionario asuma su responsabilidad proceda
a trabajar acorde a sus intereses. Porque según ellos en los momentos así
requieren de alguien que actúe, que haga lo desagradable, lo necesario.
Exigen que los candidatos actúen a
su favor, anteponiendo el ego personal antes que pensar en los efectos que
podría causar al país y a la vida de aquellos que serán retirados de sus
puestos. Solo les importa ser favorecidos con un ministerio o la dirección de
un departamento al cual se han auto-propuesto.
A partir del 16 de agosto cada
quien espera que su candidato (ahora autoridad) sea despiadado y comience todo
un tsunami de cancelaciones de personas que, al igual que ellos, lo apoyaron con
recursos humanos y económicos.
Admitámoslo, "el quítate tú
pa' ponerme yo", es muy deseado no sólo después de este 16 de agosto del
2016, también lo fue para los que apoyaron las candidaturas presidenciales de
Juan Bosch, Joaquín Balaguer, Salvador Jorge Blanco, Antonio Guzmán, Leonel
Fernández, Hipólito Mejía y el actual.
Luego de los 12 años de Balaguer, los
períodos presidenciales del PRD son el mejor ejemplo. Estos periodos aún son
recordados por como los perredistas al momento de tomar posesión se abalanzaban
por las oficinas gubernamentales sacando a los empleados de los departamentos o
puestos que consideraban aptos para ellos. Todo debido a que consideraban que
las infraestructuras y las nóminas del Estado, al momento de ganar las
elecciones pasaban a ser de su propiedad.
De la misma forma en 1996, para el
primer mandato presidencial del PLD dirigido por el expresidente, Leonel
Fernández. Los peledeistas —que para ese entonces eran menos de 40 mil
militantes— abarrotaron el local de la casa nacional del partido, no se
soportaban las filas en las instituciones. La anarquía partidaria y moral se
podía vislumbrar en las personas con currículum en mano en los parqueos,
buscando lo que consideraban se habían ganado con sus años de militancia,
cargados de proselitismo político. ¡Adiós… a los ideales Boschistas!
Por tanto, consideramos que algo
parecido podría pasar a partir de este martes, en las 32 alcaldías en manos del
PRD hoy PRM. En caso especial en el ayuntamiento de mayor importancia, el
Distrito Nacional, el cual manejará unos 4,675 Millones anualmente y una nómina
de empleados de 4,628.
En contraste con el PRM, está la asignación
de Miguel Vargas Maldonado en el Ministerio de Relaciones Exteriores. El líder de
PRD tendrá que cumplir con la remesa que demandan sus subordinados y los que
inmigrarán buscando el sueño común de la política tradicional dominicana.
Para los perremeistas y los
perredeistas “volvió el momento de comer con grasa”, puesto que desde antes del
proceso electoral comentaban entre ellos cual era el cargo de su preferencia y
sus privilegios. Se repite la historia, esta vez con visión emprendedora.
Podemos considerar que tanto el
reelecto presidente con más de un 62% del electorado dominicana; Danilo Medina,
Miguel Vargas y el "emprendedor” David Collado tendrán en sus manos la
decisión más desagradable; echar a la calle a los que están, para dejar entrar
a quienes no están.
De lo contrario, les resta soportar
el estrés que causan en los pasillos quienes van a visitar con familiares o
allegados funcionarios para ser tomados en cuenta. Lo que sea harán los
“chapeadores-políticos” con tal de mantenerse en la cercanía del político que
desean cortar y desmenuzar sin importar la forma para lograrlo.
Por: Jhonathan Pichardo
@PichardoUASD
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