El guardameta suma siete partidos consecutivos imbatido en la Champions y está a 27 minutos de igualar la segunda marca histórica, de Van der Sar
Keylor Navas se quedó en el Real Madrid el 1 de septiembre y el club no tenía dudas de su enorme nivel. La entidad intentó fichar a De Gea porque tenía un compromiso con el guardameta español desde un año antes. La operación no salió y el costarricense se quedó. Pues muy bien. La casa blanca había contratado al costarricense tras el Mundial 2014 porque era un excelente guardameta. Y así lo demuestra. Ha disputado 27 partidos esta temporada con el Madrid y ha mantenido imbatida su portería en más de la mitad, en catorce ocasiones. Ha recibido 19 goles en 22 jornadas de Liga. Y es el mejor cancerbero de Europa.
Suma siete partidos sin sufrir un gol en la Champions, dos de la edición pasada y cinco de la actual. Son 630 minutos. Ha empatado la marca de Miguel Reina en el Atlético, cuando estuvo siete encuentros sin recibir un tanto en el curso 73-74. El cancerbero centroamericano se encuentra a 27 minutos de igualar la segunda mejor proeza histórica de la Copa de Europa, en poder de Van der Sar, con 657. El líder eterno en esta clasificación es Lehmann, con 852 minutos sin recibir gol en la gran copa europea.
Navas comenzó muy bien esta temporada, con aplausos del Bernabéuque hicieron olvidar de golpe el caso Casillas. Se ganó a la afición. Después, con el clásico, 0-4, entró en una etapa de aprobado justo, nada más, como el resto del equipo, sin lucir lo que se esperaba. Paraba lo que tenía que detener y no hacia los milagros que necesita un portero del Real Madrid. El costarricense también se vio afectado por la presión que sufría Benítez, un ambiente tenso que atenazaba al equipo y que pagaba el arquero con goles que en otras situaciones no se producirían. Pero el conjunto blanco no defendía bien y quien se llevaba los goles era Keylor.
El costarricense salió hacia adelante con Zidane. La confianza que sintió el plantel se extendió al juego del portero, que ayudó al equipo de forma milagrosa en varios momentos clave de cinco partidos, especialmente frente al Celta, el Deportivo, el Betis, el Granada y el Athletic.
Ante la Roma solventó bien y en una situación crítica una incursión de El Shaarawy, minutos antes del 0-1 de Cristiano. La salida del guardameta evitó que el cuadro italiano se adelantara en el marcador. Es el rey de las porterías de Europa.
Keylor es un ejemplo de profesional del fútbol dentro y fuera del campo. James, que hablaba demasiado cuando Rafa Benítez le sentaba, recibió el consejo de emular al costarricense para callarse, apretar los dientes y mejorar. El silencioso Navas fue fichado por el Real Madrid en 2014 después de convertirse en el mejor guardameta del Mundial de Brasil. Hay que tener mucho encaje de golpes para admitir ser suplente de Casillas tras ser elegido el número uno del universo. El centroamericano tenía entonces la oferta de Van Gaal para marcharse al Manchester United como titular, pero quiso cumplir el sueño de ser blanco por encima de todas las cosas. Aguantó una temporada a la sombra del discutido Íker. Y durante ella pagó el descenso de rendimiento del equipo en enero del año pasado, al caer eliminado de la Copa frente al Atlético con una irregular actuación personal. Se le notó la falta de partidos. El adiós del veterano capitán, rumbo a Oporto, permitió al «Halcón», como le llaman en su país, demostrar que era el cancerbero que necesitaba el conjunto blanco.
Callado, respetuoso, sin criticar nunca nada ni a nadie, centrado en «el trabajo como camino del triunfo», Keylor se ganó al Bernabéu desde el primer partido de Liga. Evitó el 0-1 del Betis en un veloz robo de balón a los pies de Rubén Castro, que aún no sabe lo que pasó. Después le detuvo un penalti al delantero verdiblanco. Hoy es el mejor arquero de Europa.
En Roma fue decisivo para el Real Madrid, como lo fue en los encuentros frente al Celta, el Atlético (paró un penalti), el Málaga, el Valencia, el Betis, el Granada y el Athletic. En el Olímpico romano impidió los goles del cuadro italiano con sus arriesgadas salidas a los pies de Salah y El Sharaawy. Sumó su séptimo partido consecutivo de Champions sin sufrir un tanto. Acumula 630 minutos imbatido en Copa de Europa. Se encuentra a 28 minutos de igualar la segunda marca histórica de la competición, que mantiene Van der Sar con 658 cuando militaba en el Ajax allá por 1988. El hito soñado por el costarricense sería superar los 852 que Lehmann aguantó en el Arsenal de Henry en 2006.
«Solo necesitaba jugar»
«Keylor es un extraordinario portero, solo necesitaba jugar», subraya el club. «En cuanto ha recibido continuidad lo ha demostrado». Ha asumido el espíritu del Real Madrid, un club que exige un guardameta genial que haga dos milagros en cada partido, un cancerbero que detenga las dos o tres oportunidades que los contrarios le generan en un encuentro. Es lo que hace.
El equipo, es lo importante, cree en él. Está tranquilo con Navas en la puerta. Eso lo dice todo. Ramos destaca de él su sencillez para dedicar su vida al fútbol, entrenarse al límite, jugar bien y no meterse en ninguna polémica. Abrazó al costarricense con rabia cuando detuvo aquel penalti que el sevillano cometió en el Calderón.
Humilde, el centroamericano no se cree nada. Ha permanecido imbatido en catorce de sus veintisiete encuentros disputados, en los que solo ha recibido 19 goles en contra, todos en Liga. No habla de su rendimiento ni de sus plusmarcas. Lo esquiva, como rechaza los remates de gol. «Tener al mejor jugador del mundo es muy importante», manifiesta al alabar su actuación. Distrae la atención que se dirige hacia su magnífico nivel y lo enfoca hacia Ronaldo. Es inteligente al elogiarle sin preguntárselo. A Benítez le costóun riñón y parte del otro hacer patria blanca. El portero es eficaz hasta en aumentar la moral del grupo.
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