Cómo vivir para siempre
San Juan 20:30-31 “Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su hombre.”
Por muchos años, nuestros antepasados buscaron la fuente de la juventud. Invirtieron tiempo, y recursos para encontrar algo que lo hiciera vivir para siempre. En los Estados Unidos de Norteamérica se gastan millones de dólares anualmente en cosméticos tratando de ocultar las arrugas y el envejecimiento.
Empero, la única fórmula de vivir para siempre es creyendo en Jesús, el hijo de Dios. Al creer en Jesucristo Juan nos dice que tenemos vida en su hombre. ¿Entonces, por qué buscamos la vida dónde no la vamos a encontrar?
No indaguemos en donde nada vamos encontrar, lea el evangelio de Juan porque al leer este libro sagrado, adquirirá la fe en el hijo de Dios que le garantiza la vida eterna. No se deje llevar de cuentos. Dios solo quiere que tengamos fe en su Hijo. Esa es la única forma de vivir para siempre.
El Apóstol San Juan fue un fiel discípulo de Jesucristo. En el Nuevo Testamento Juan es descrito como el “discípulo amado.” Estuvo con Jesús durante los tres años y medio de su ministerio itinerante. Cuando Jesucristo fue crucificado, allí estuvo a los pies de la cruz. Es probablemente el discípulo que más largo vivió durante el primer siglo de nuestra era.
Para algunos no sólo es el autor del evangelio, sino también de tres otras cartas que escribió para administrar cierto orden dentro de las iglesias a las cuales hace alusión en su correspondencia. Y finalmente escribió el Apocalipsis, último libro del Nuevo Testamento.
Algunos escritores ponen en duda la paternidad de Juan sobre si fue o no quién escribió este último libro de la Biblia. Nuestro interés no es polemizar con nadie, más bien esta columna tiene como propósito llevar una meditación breve a sus lectores, para reflexión de la palabra.
Entremos en el análisis de estos dos versículos: Juan nos dice que Jesús hizo muchas otras señales en presencia de sus discípulos. Esto se sobre-entiende cuando leemos los cuatro evangelios. Jesucristo no encargo a ninguno de sus discípulos para que tomara notas de sus hechos y dichos. Si hubiese hecho lo contrario, tendríamos mayores detalles de lo que Jesús hizo, de sus enseñanzas y predicas.
Sin embargo, esto no nos da derecho para desacreditar el gran esfuerzo que estos cuatro evangelistas hicieron para recopilar estos importantes relatos sobre el ministerio de Jesús. Juan dice que Jesús hizo mucho más de lo que él ha escrito sobre su ministerio.
Y no es para menos, porque Jesucristo hizo muchos milagros en presencia de sus discípulos, predico, y enseñó por tres años y medio. Enseñó en sinagogas, en el templo, por las calles, en el monte, por los caminos, en casas de seguidores y simpatizantes, en el aposento alto, y en otros
lugares. Aceptamos entonces como veraz lo que Juan dice sobre Jesús que hizo más señales de las que él escribió en este evangelio.
Sin embargo, Juan nos dice que las cosas que él ha escrito sobre Jesús tienen como propósito que los lectores de este evangelio creamos que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Y para que creyendo, “tengáis vida en su hombre.”
Aparentemente todo esto es muy sencillo. Aquí no obstante está la clave de la fe cristiana una vez transmitida a los santos. Juan fue un testigo ocular de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Nadie más puedo haber escrito con tanta certeza acerca de Jesucristo.
Juan siguió a Jesucristo tan de cerca que ningún otro discípulo demostró más fidelidad y compromiso que Juan durante las horas en que se llevó a cabo la crucifixión, así que él fue también testigo ocular de su resurrección y de las otras apariciones de Jesús a sus discípulos.
El resumen Juan nos dice que las cosas que están escritas en este evangelio son para que creamos que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios y para que creyendo, tengamos vida en su hombre. Amigo, este evangelio nos ofrece la clave de cómo vivir para siempre. Solo tenemos que creer en Jesucristo el hijo de Dios.
Oración. Señor ayúdanos a creer en Jesús como el hijo de Dios. El murió en la cruz del calvario derramando su preciosa sangre por los pecados de todos nosotros. Ayúdanos para que aceptemos esta verdad. Confesamos que no hay otro que pueda salvarnos del pecado y la maldad. Solo Jesucristo puede darnos la vida eterna. Amén
Empero, la única fórmula de vivir para siempre es creyendo en Jesús, el hijo de Dios. Al creer en Jesucristo Juan nos dice que tenemos vida en su hombre. ¿Entonces, por qué buscamos la vida dónde no la vamos a encontrar?
No indaguemos en donde nada vamos encontrar, lea el evangelio de Juan porque al leer este libro sagrado, adquirirá la fe en el hijo de Dios que le garantiza la vida eterna. No se deje llevar de cuentos. Dios solo quiere que tengamos fe en su Hijo. Esa es la única forma de vivir para siempre.
El Apóstol San Juan fue un fiel discípulo de Jesucristo. En el Nuevo Testamento Juan es descrito como el “discípulo amado.” Estuvo con Jesús durante los tres años y medio de su ministerio itinerante. Cuando Jesucristo fue crucificado, allí estuvo a los pies de la cruz. Es probablemente el discípulo que más largo vivió durante el primer siglo de nuestra era.
Para algunos no sólo es el autor del evangelio, sino también de tres otras cartas que escribió para administrar cierto orden dentro de las iglesias a las cuales hace alusión en su correspondencia. Y finalmente escribió el Apocalipsis, último libro del Nuevo Testamento.
Algunos escritores ponen en duda la paternidad de Juan sobre si fue o no quién escribió este último libro de la Biblia. Nuestro interés no es polemizar con nadie, más bien esta columna tiene como propósito llevar una meditación breve a sus lectores, para reflexión de la palabra.
Entremos en el análisis de estos dos versículos: Juan nos dice que Jesús hizo muchas otras señales en presencia de sus discípulos. Esto se sobre-entiende cuando leemos los cuatro evangelios. Jesucristo no encargo a ninguno de sus discípulos para que tomara notas de sus hechos y dichos. Si hubiese hecho lo contrario, tendríamos mayores detalles de lo que Jesús hizo, de sus enseñanzas y predicas.
Sin embargo, esto no nos da derecho para desacreditar el gran esfuerzo que estos cuatro evangelistas hicieron para recopilar estos importantes relatos sobre el ministerio de Jesús. Juan dice que Jesús hizo mucho más de lo que él ha escrito sobre su ministerio.
Y no es para menos, porque Jesucristo hizo muchos milagros en presencia de sus discípulos, predico, y enseñó por tres años y medio. Enseñó en sinagogas, en el templo, por las calles, en el monte, por los caminos, en casas de seguidores y simpatizantes, en el aposento alto, y en otros
lugares. Aceptamos entonces como veraz lo que Juan dice sobre Jesús que hizo más señales de las que él escribió en este evangelio.
Sin embargo, Juan nos dice que las cosas que él ha escrito sobre Jesús tienen como propósito que los lectores de este evangelio creamos que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Y para que creyendo, “tengáis vida en su hombre.”
Aparentemente todo esto es muy sencillo. Aquí no obstante está la clave de la fe cristiana una vez transmitida a los santos. Juan fue un testigo ocular de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Nadie más puedo haber escrito con tanta certeza acerca de Jesucristo.
Juan siguió a Jesucristo tan de cerca que ningún otro discípulo demostró más fidelidad y compromiso que Juan durante las horas en que se llevó a cabo la crucifixión, así que él fue también testigo ocular de su resurrección y de las otras apariciones de Jesús a sus discípulos.
El resumen Juan nos dice que las cosas que están escritas en este evangelio son para que creamos que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios y para que creyendo, tengamos vida en su hombre. Amigo, este evangelio nos ofrece la clave de cómo vivir para siempre. Solo tenemos que creer en Jesucristo el hijo de Dios.
Oración. Señor ayúdanos a creer en Jesús como el hijo de Dios. El murió en la cruz del calvario derramando su preciosa sangre por los pecados de todos nosotros. Ayúdanos para que aceptemos esta verdad. Confesamos que no hay otro que pueda salvarnos del pecado y la maldad. Solo Jesucristo puede darnos la vida eterna. Amén
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