Aunque la NASA no facilitó las cantidades económicas que supondrán los contratos, sí se comunicó que la agencia estadounidense se ha comprometido a firmar un contrato mínimo de seis misiones en ese periodo. Sus cálculos son que después de un primer año de puesta a punto, desde 2019 se lleven a cabo al menos cuatro lanzamientos al año.
En la actualidad, Sierra Nevada, compañía de sistemas electrónicos que tiene su sede principal en Arlington (Virginia), desarrolla un modelo de minitransportador que, bajo el nombre de Dream Chaser, prevé lanzar desde Cabo Cañaveral (Florida). A diferencia de esta, las otras dos compañías trabajan con un modelo estándar de transportadores con forma de cápsula.
La nave espacial de Sierra Nevada podrá aterrizar en la Tierra con el material que sea preciso una vez que hayan llevado a cabo su trabajo experimental en la estación espacial. Capacidad de la que en este momento sólo dispone el modelo desarrollado por Space X.
Pero fueron los accidentados lanzamientos de prueba realizados por esta compañía y por Orbital ATK los que llevaron a la NASA a decidirse aincorporar una tercera empresa suministradora, lo que, a su juicio, dotará al plan de una mayor «flexibilidad». Los experimentos fallidos, además de suponer costes millonarios para las compañías, despertaron la preocupación en el organismo norteamericano, decidido a hacer el mayor esfuerzo posible para garantizar la seguridad de los vuelos.
El proceso forma parte de la decisión de la NASA de hacer participar al sector privado del proyecto, después de retirar en 2011 el último de los transbordadores espaciales.
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