A día de hoy, la mayoría de estudios realizados para restaurar la visión en modelos animales –ratones– de ceguera por glaucoma se han basado en el bloqueo de genes de supresión tumoral, lo que si bien promueve la regeneración del nervio óptico también puede inducir el desarrollo de un cáncer. Es decir, han empleado métodos que sólo pueden llevarse a cabo en un laboratorio.
Y en este contexto, destacan los autores de este nuevo estudio, «nuestra investigación es la primera en restaurar la visión con un enfoque que puede ser realmente utilizado en la práctica clínica. Y, además, no interfiere con los genes de supresión tumoral».
Es más; «creemos que en un futuro se podrá alcanzar el mismo beneficio solo con la administración de fármacos y sin necesidad de terapia génica», apuntan los investigadores.
Terapia génica y farmacológica
En el estudio, llevado a cabo con un modelo animal –ratones–, los investigadores utilizaron una terapia génica para regenerar el nervio óptico. Concretamente, inyectaron un virus con factores de crecimiento específicos en los ojos de los animales.
El problema es que, cuando se regenera el nervio óptico, las fibras nerviosas –o ‘axones’– recién creadas no se encuentran recubiertas de mielina, por lo que no son capaces de llevar los impulsos nerviosos desde el ojo hasta el cerebro. Como explica Zhigang He, director de la investigación, «los axones regenerados que, sin embargo, carecen de la envuelta de mielina tienen una conducción muy pobre. La velocidad de los impulsos no es suficientemente rápida para permitir la visión».
Entonces, ¿cómo solventar este problema? Pues simplemente administrando un fármaco, dalfampridina, ya aprobado en el tratamiento de la esclerosis múltiple y que es capaz de fortalecer las señales nerviosas en ausencia de mielina –la esclerosis múltiple se caracteriza por la pérdida de mielina de las neuronas.
Así, los investigadores combinaron la terapia génica con el fármaco, lo que resultó en que los impulsos visuales fueran capaces de llegar hasta el cerebro.
Visión ‘parcial’
Y los ratones, ¿recuperaron la visión? Pues solo parcialmente. Pero al menos fueron capaces de ver una serie de barras y de seguir su movimiento con la vista.
Como apunta Michela Fagiolini, co-autora de la investigación, «hicimos que las barras fueran cada vez más delgadas, lo que nos permitió comprobar no solo que los animales podían ver, sino que su visión había mejorado significativamente».
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