Con los chicos del liceo
Cotuí, República Dominicana.- Encontrarse para recordar buenos momentos vividos como estudiantes es una gran terapia contra el alzhaimer, una gran ocasión para reir de todas las travesuras de los años escolares y sobre todo, una gran oportunidad de rescatar esos amigos que se perdieron a causa de las ocupaciones, el tiempo y la distancia.
Cotuí, República Dominicana.- Encontrarse para recordar buenos momentos vividos como estudiantes es una gran terapia contra el alzhaimer, una gran ocasión para reir de todas las travesuras de los años escolares y sobre todo, una gran oportunidad de rescatar esos amigos que se perdieron a causa de las ocupaciones, el tiempo y la distancia.
El sábado nos reunimos los de mi promoción. Durante el proceso de contactarlos a todos reímos a carcajadas recordando apodos y detalles.
Cada nombre en la lista nos evocaba una historia cargada de risa y luego al encontrarnos todos volvimos a reir.
Todos nos convertimos en multiplicadores para hacer aparecer a los chicos del sexto A y el sexto B que nos graduamos en el 1983 en el Liceo Francisco Henríquez y Carvajal de Cotuí.
Casi todos aparecieron en pocos días y el proceso de búsqueda fue tan divertido como el encuentro.
Del grupo todos tomaron rumbos distintos.
A todos, o casi todos los veo poco por diferentes circunstancias, ahora que por fin de nuevo nos hemos unido, hemos revivido aquellos años y nos hemos puesto al día sobre el rumbo de nuestras vidas.
Asistió gente que vive en Nueva York, Santo Domingo y otros puntos del país.
Muchos no pudieron estar, pero igual estuvieron super integrados en el proceso de organización y super emocionados de saber que nos encontramos aunque ellos no estuvieron.
Somos todos chicos y chicas de más o menos 50 años, pero todos estuvimos como niños en aquel encuentro en el que la llegada de cada compañero era un gran motivo para armar una algarabía.
Allí recordamos a los profesores, a los enamorados entre las tripas, los paseos escolares y todo lo que se vive mientras se estudia en el bachillerato.
Fue un maravilloso encuentro y el inicio de una nueva etapa en esa relación que comenzamos hace ya más de 30 años. Que vivan los reencuentros.
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